“La educación de la Virgen”
El alcalde de
Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha avanzado este jueves que el cuadro ‘La educación de la Virgen’, atribuido a Velázquez y descubierto en la Universidad de Yale será expuesto en la capital andaluza en una exposición temporal que se llevará a cabo en octubre.
En una entrevista concedida a la Cadena Cope, recogida por Europa Press, Zoido ha detallado que se está trabajando junto a la Universidad de Yale en traer a
Sevilla la primera pintura que pintó Velázquez en 1617. La pintura, que apareció en los sótanos de la universidad y era desconocida, está siendo recuperada por los restauradores de Yale gracias al apoyo del banco de Santander.
Tras recordar la exposición de las santas de Zurbarán, ha apostado por las producciones propias, además de por el desarrollo de
Exposiciones de primer nivel internacional en la ciudad a través de convenios con distintas instituciones, insistiendo en que la cultura es “algo prioritario” para el actual equipo de gobierno.
Así, cabe recordar que el cuadro de ‘La educación de la Virgen’ fue donado a la Yale University Art Gallery en 1925 por Henry Hotchkiss Townshend y Raynham Townshend, cuya familia poseía el cuadro, que estaba bastante deteriorado, desde hacía 40 años. Atribuido en un principio a un artista sevillano desconocido, se considera que podría tratarse de una de las primeras pinturas de Velázquez, que data aproximadamente de 1617.
John Marciari, conservador jefe de
Arte Europeo del Museo de Bellas Artes de San Diego, empezó a trabajar en 2003 sobre la autoría de ‘La Educación de la Virgen’, que él había descubierto en un sótano de la Universidad de Yale. Tras un detallado análisis del estilo, la técnica y la composición, afirmó que se trataba de un auténtico Velázquez.
Cuántos años tiene realmente la Catedral de Sevilla
El maestro mayor del Templo Metropolitano, Alfonso Jiménez, ha publicado una monografía en la que «retrasa» la fecha del inicio de las obras
Su conocimiento de 34 años dedicado a la Catedral de Sevilla, 26 de ellos como maestro mayor, es el que Alfonso Jiménez Martín ha volcado en la monografía con la que el año pasado se hizo acreedor del Premio Archivo Hispalense y cuya publicación presentó ayer en la Casa de la Provincia.
Bajo el título de «Anatomía de la Catedral de Sevilla», el autor realiza un detallado estudio de las formas arquitectónicas presentes en el Templo Metropolitano en un ejercicio de lo que denomina «arqueología de la arquitectura», apoyándose para ello en un importante corpus documental, en el que incluye una descripción de las distintas fuentes existentes (dibujos, textos, maquetas...), y procediendo a datar los diferentes elementos. Es, precisamente, en este último apartado en el que reside una de las principales aportaciones de este estudio, ya que Jiménez «retrasa» a 1433 el inicio de las obras de la Catedral gótica, frente a las tesis que, desde el siglo XVII, han perdurado en el tiempo de eruditos como Pablo Espinosa de los Monteros y Ortiz de Zúñiga que la fechaban en 1401. «Tras años de investigación, ningún dato permite certificar esa fecha, hasta 1433, año del que existe una documentación masiva, no de opiniones sino de contabilidad, que demuestra que la obra ya estaba en marcha, aunque la decisión de construirla se tomara con anterioridad», precisa el autor.
Entre 1433 y la fecha de terminación de la obra, el 10 de octubre de 1506, el maestro mayor de la Catedral detalla qué partes del templo se hicieron por décadas, «prácticamente —dice— una bóveda por año».
DIA 3 DE NOVIEMBRE 2013
Las entrañas del Retablo Mayor
Un estudio revela que su grandeza no sólo es estética, sino que esconde una gran obra de arquitectura calificada de verdadero ingenio estructural.
Si el Giraldillo fue descubierto en su última restauración como un ingenio mecánico, el retablo mayor de la Catedral es un ingenio estructural en función de las conclusiones de la investigación que se ha realizado de sus entrañas, practicada con motivo de la gran restauración aún en curso. Este retablo mayor no es una obra meramente decorativa con fines didácticos sobre pasajes evangélicos, que sin duda lo es y es su función inicial; sino también toda una obra de arquitectura en la que distintos tipos de carpintería, sobre todo la de ribera, tienen un papel fundamental. Mucho se pondera siempre la labor de canteros, pintores, herreros y escultores al hablar de la fábrica y características de la Catedral, pero muy poco la de los carpinteros. El retablo por dentro es una obra de arte y de arquitectura al mismo tiempo que combina distintos tipos de madera, como ha logrado demostrar el arquitecto Fernando Guerra-Librero, arquitecto director de los trabajos que, por encargo del Cabildo, afronta la restauración, un proyecto que está previsto que concluya tras la próxima Semana Santa. Guerra-Librero, restaurador también de profesión, ha medido y dibujado el retablo como nunca se había hecho antes. Hace pocos días expuso el resultado de su investigación en el Aula Hernán Ruiz, que celebraba su vigésima edición. Guerra-Librero ha estudiado y restaurado retablos en toda España (en Sevilla, por ejemplo, los San Clemente y Santa Paula) y ha intervenido en muchas restauraciones en la Catedral de Sevilla. Las estructuras de los retablos son su predilección, como explicó a este periódico: "Siempre que la estructura sirve para sujetar, se puede hablar de arquitectura. Porque si no sujeta, no es arquitectura". Su objetivo ha sido que se valore que el arte del retablo mayor no se acaba en lo que se ve, también hay verdadero arte en lo que está detrás de la impresionante obra del altar mayor. "La estructura del retablo mayor de Sevilla es única, por sus soluciones técnicas, por los recursos que se emplean y, por supuesto, por su tamaño".

Guerra Librero exalta el papel de quienes concibieron el esqueleto de este retablo, tal como afirma en las conclusiones por escrito de su minucioso estudio: "La maestría de sus constructores y los profundos conocimientos estructurales que demuestran tal como era exigible en ese momento para alcanzar la máxima categoría carpintera, que, lejos de ser considerados únicamente carpinteros, deben ser entendidos como verdaderos expertos capaces de crear estos sorprendentes ingenios estructurales". Explica la cronología de la construcción de este interior desconocido por la inmensa mayoría de los visitantes del primer monumento de la ciudad. De una concepción inicial gótica se evolucionó a la aplicación de recursos técnicos renacentistas: "El estudio a fondo de la estructura del retablo induce a pensar que hubo una primera traza gótica a partir de la cual se comenzaron a tallar y construir relieves, tallas y mazonería. Hubo también una primera traza de la viga gótica, en la que creemos que únicamente se consideraba instalar el Calvario, acompañado quizá de pequeña mazonería acorde con el estilo del momento. Pero, previamente al inicio del montaje del retablo, ya se acordó la instalación de la viga en la ubicación actual, para lo cual se diseñó una nueva traza que resolviese sus solicitaciones estructurales. Este nuevo diseño estructural -continúa-, además de ser un ingenio mucho más avanzado tecnológicamente que el entramado gótico del retablo, responde estilísticamente a una organización de simetría total renacentista. Ya decidida la ubicación de la viga y su conexión al retablo mediante el gran guardapolvo volado y solucionado el sistema de estabilización estructural de ambos elementos, se pudo construir la mazonería de todo el conjunto. Cualquier otro planteamiento que considere una instalación anterior de la viga de imaginería, de momento, carece de apoyo documental y desde el punto de vista material para nosotros resulta, a todas luces inviable tal como hemos argumentado con consideraciones constructivas".
La ubicación del retablo está condicionada por la organización sui géneris de la Catedral de Sevilla, marcada por la voluntad de los monarcas de reservarse la cabecera de la Catedral para fundar una Capilla Real que además sirviera de panteón a los miembros de la realeza. El retablo se tuvo que adaptar a esta exigencia y a las propias del culto, como refleja el arquitecto y restaurador en su estudio. El retablo se construye entre 1481 y 1526, en un momento de apogeo constructivo en la ciudad. Y los laterales entre 1550 y 1572. En 1504 comienza la ejecución de la viga del retablo, la parte más elevada, coronada por el calvario. "A la hora de asegurar la estabilidad del retablo se plantearon dos circunstancias que resultaron fundamentales en su diseño estructural. Por un lado la derivada de sus propias dimensiones y por otro la definida por la construcción del enorme guardapolvo de remate superior, que amen de tener que volar extraordinariamente sobre el plano del retablo debía soportar la gran carga de la viga".
La obra de arte no se limita a las pinturas y al derroche de oro que impresiona a los miles de visitantes de la Catedral. La obra de arte continúa por detrás. Y, lo que no es menos importante, se encuentra en un buen estado de conservación. Influye también a este respecto que a finales de los años 70 fue intervenido. Por aquel entonces, de acuerdo con los criterios de trabajo imperantes, se le añadieron elementos metálicos, pero sin mayores alteraciones. El trabajo de estudio que ahora se ha dado a conocer sirve para valorar otro tesoro escondido de la Catedral, partiendo de la base de que el conocimiento, el uso y la valoración son los tres pilares para aspirar a una correcta conservación del patrimonio histórico-artístico.
La terminación de esta obra es en la práctica la única gran obra de restauración que el Cabildo está sufragando en estos años de crisis, con más mérito aún porque los sucesivos presupuestos anuales han ido reduciéndose. Esta restauración comenzó en abril de 2012, cuando el Cabildo destacó que comenzaba el trabajo de recuperación del mayor retablo de la cristiandad, con 27,8 metros de altura y 20,10 de ancho. El proyecto, con un coste de 1,6 millones de euros y 28 meses de duración, incluye la retirada del polvo acumulado en las diferentes esculturas del retablo, que ha ido dañando. Se está efectuando un tratamiento de la madera con la restauración de los sistemas constructivos y estructurales, tras lo cual se afronta el tratamiento del dorados y de las policromías. Para esta obra ha sido necesaria la instalación de un gran andamio de doce pisos que cubre todo el retablo mayor, lo que ha permitido que la obra sea visitable de forma gratuita por el público previa solicitud al Cabildo Catedral. Tras la última restauración, realizada entre 1979 y 1982, los técnicos comprobaron la dificultad para conservar las policromías de temple y óleo, que supusieron un gran avance técnico en aquella época y se aplicaron sobre una gruesa capa de cola de animal para ofrecer una mayor calidad y calidad de los rostros, ropajes y otros elementos.
Este avance es uno de los mayores retos para la conservación del retablo en todas las épocas, porque la policromía superpuesta a la cola se desprende completamente y deja a la vista la preparación de la obra, según explicaron los técnicos en el arranque de la restauración.
Las continuas actuaciones de mantenimiento realizadas en su historia, en intervalos de tres o cuatro décadas, y la aplicación de materiales en la superficie han sido perjudiciales para la estabilidad de la obra de arte, a lo que se suman los movimientos naturales de la madera y los cambios ambientales del edificio.
Para la conservación y restauración del retablo se cuenta con un equipo compuesto por 50 especialistas, entre ellos restauradores, historiadores, químicos, biólogos, ingenieros, fotógrafos, dibujantes, carpinteros y electricistas. El coste de las obras se sufragará con los recursos propios de la Catedral, que tiene un presupuesto anual de 10 millones de euros, el 95% de ellos procedentes de la denominada visita cultural, que en septiembre registró un repunte después de varios meses de pérdidas, un periodo negro que ha obligado al Cabildo a ser especialmente prudente en las previsiones de ingresos.
El arco de la Macarena no es macareno
Aunque parezca
inaudito, es verídico. El
arco de la Macarena no es macareno. Suena irreal y casi se antoja irreverente, como una insolencia. Pero los límites entre distritos municipales están definidos y ahí se marca la frontera de este barrio. Un barrio que nace de murallas hacia afuera y que atónito acoge otra aparente contrariedad. Sin poder zafarse de la férrea delimitación, la
basílica de la Macarena tampoco está en la Macarena. Afirmaciones ambas que se presentan como un engaño a la mente o como una
«amputación», pero que irremediablemente, con ellas, se rompen dos y más
mitos.
¿A qué distrito pertenecen entonces? Los dos
históricos monumentos están integrados dentro del
Casco Antiguo, concretamente
en el barrio de San Gil. El archiconocido
arco o puerta de la Macarena, en Resolana, es uno de los accesos que aún se conservan de las murallas de Sevilla, junto con el paño de muralla adyacente de época almohade. Ahí se sitúa la frontera entre el Distrito Macarena y el Distrito Casco Antiguo. Fue remodelada en el
siglo XIII y sí que está muy vinculada a la
Virgen de la Esperanza Macarena, cuya imagen está representada en la parte superior en un
retablo cerámico. Fue restaurado en varias ocasiones, la última, en marzo de 1998 según reza una placa ubicada en la misma. Ya intramuros, en la
calle Bécquer, se erige la basílica, en el extremo norte del Casco Antiguo.
Comprobando los datos censales de cada distrito en la
página web del Ayuntamiento de Sevilla, tanto las vías Bécquer como Resolana se incluyen en el Casco Antiguo. En el caso de la segunda, son sólo algunos tramos los que pertenecen a este distrito, ya que otros forman parte del barrio de la Macarena. Pero no son los dos únicos casos que llaman la atención en cuanto a su ubicación oficial, ya que también la
calle Feria o la calle Macarena, que muchos sitúan en Macarena, se engloban dentro del Casco Antiguo.
La opinión de la calle. Si salimos a preguntar a la calle, la
creencia es generalizada: el arco de la Macarena está en la Macarena.
Antonio no sale de su asombro. «Llevo más de 70 años viviendo en el barrio y ahora me entero, me he quedado
pasmado», relata ante la desconocida noticia. Es tal la novedad que afirma no dudar en extenderlo cual primicia entre su círculo de amigos.
Seguimos cuestionando la ubicación exacta de ambos monumentos, sorprendemente, los más significativos del barrio de la Macarena. «Yo he nacido ahí, justo detrás de la muralla, y siempre me he considerado de la Macarena. Pero ya sé otra cosa más», confiesa
Alberto mientras recibe el dato de camino a la compra con su esposa. Trasladando la consulta al
público joven, las respuestas discurren en el mismo sentido. Tanto el arco, como la Basílica y la calle Feria son emplazados en el barrio macareno. «Yo vivo en el Polígono Norte y siempre lo he creído así», explica
Carmen. Tan sólo una joven atisba que pertenecen al Casco Antiguo tras dudar unos segundos. «No estaba muy convencida, pero ahora sí que he resuelto la duda», indica
Cecilia.
El trasiego continúa. Y el majestuoso arco continúa impertérrito siendo testigo mudo de todo lo que aquí acontece, en la
frontera de dos distritos cuya delimitación está marcada por la historia. La puerta seguirá vertebrando ambos barrios, pero sobre todo, mantendrá el apego a la Macarena, al antiguo arrabal que observa desde su insólita fracción de Casco Antiguo.
"Patrimonium hispalense"
La concejal delegada de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, María del Mar Sánchez Estrella, presentando el museo virtual «Patrimonium hispalense»
El rico patrimonio del Ayuntamiento de Sevilla ya está más cerca de todos gracias a la creación de un página en internet,
«patrimonium hispalense» que ofrece la posibilidad de conocerlo y apreciarlo con una calidad y cercanía hasta ahora impensable.
El proyecto, según ha señalado este lunes en su presentación la concejal delegada de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella, es de gran importancia no sólo para Sevilla sino para el mundo, ya que gracias a imágenes de muy alta calidad se podrá difundir el amplio patrimonio del Ayuntamiento, que se ofrece al mundo con unas imágenes de tal calidad que permtirán analizar obras de artes al más mínimo detalle.
La página permitirá conocer así el rico patrimonio pictórico que hay en los edificios muncipales, incluidos el Centro del Mudéjar, Antiquarium, Centro de Cerámica de Triana, Castillo de San Jorge y el Convento de Santa Clara así como el edificio de las Casas Consistoriales de Plaza Nueva y en su caso el proceso de restauración que se está a llevando a cabo en sus patios de una de sus obras más singulares.